Así, con legítimo orgullo, se definió él mismo en una ocasión: ´Eu son solo un neno dos Peares´. El neno, según los de A Coruña, devino en pailán. Mucho antes, en su época de jefe de Correos (2000-2003) en Madrid ensayó poses y actitudes de chulapo barato de Lavapiés, con su chaqueta apretada y gestos imitados. Un amaneramiento que le salía fatal.
Alberto Núñez Feijoo nació en 1961 en la aldea de Os Peares, en la Galicia muy interior donde se unen las aguas del Sil con las Miño y se entremezclan las provincias de Lugo y Ourense. Allí creció el niño Albertito, hijo de Saturnino (capataz de obras) y Sira (tienda de ultramarinos familiar).
Ya de rapaz tirando a listo, la familia hizo un esfuerzo – mediante algunos contactos eclesiásticos próximos – para mandarlo a estudiar el último tramo del bachillerato al internado de los Maristas en la ciudad de León, donde permaneció desde los 14 a los 17 años.
Finalizado ese periodo formativo se fue a estudiar Derecho a Santiago, carrera que terminó para inmediatamente comenzar a preparar oposiciones para convertirse en juez. Pero aquello era largo y costoso, no acorde con la economía familiar, por lo que en el año 1984 decidió opositar a funcionario de la Xunta, condición que consiguió a la primera. En 1985, con veinticuatro años, objetivo cumplido, ya disfrutaba de sueldo fijo y seguro.
Y DE PRONTO SE LE APARECIÓ LA VIRGEN EN FORMA DE ROMAY BECCARÍA
Como joven funcionario, Alberto Núñez resultó un ejemplar modélico, de lo más aplicado, por lo que llamó la atención del por entonces Conselleiro de Agricultura, José Manuel Romay Beccaría, que lo ascendió a secretario xeral de su departamento en el año 1991; y cuando al año siguiente Romay cambió de cartera pasando a Conselleiro de Sanidade se lo llevó con él para nombrarlo presidente del Sergas. Con semejante padrinazgo, la trayectoria del burócrata Núñez Feijoo ya era extraordinaria recién cumplidos los treinta años.
Por cierto, en sus tiempos en el ejercicio de la política, el padrino de Feijoo, que es un mea pilas del Opus Dei, tan interesado en los asuntos humanos como en los divinos que ayudan a conseguir objetivos terrenales, también tenía un mote muy apropiado: ´Romay Ave María´
Con su pupilo de Os Peares intentó al principio hacer proselitismo; pero, aunque Feijoo veces hacía que se dejaba y que llegó a residir un tiempo en una residencia del Opus no pudo ser. No resultó debido a ciertas particularidades personales de O Neno desde siempre bastante conocidas.
Más adelante, andando los tiempos, Romay sacaría buenas rentabilidades de su padrinazgo.
P.D. las viñétas son propeidad de Xornal Galicia