No cabe duda de que los gallegos, tal como les está sucediendo al resto de españoles, atraviesan momentos muy complicados en términos económicos. Ante la imposibilidad de comprar determinados productos, algunos de ellos están optando por la contratación de ciertos servicios de carácter financiero.
Uno de los que ha vivido un boom durante estos meses es conocido bajo el nombre de tarjeta revolving. Ponte en situación: tu televisor se rompe y necesitas uno nuevo pero debido a las dificultades para llegar a final de mes no tienes la posibilidad de adquirir uno nuevo.
Con una de estas tarjetas la financiación es inmediata. Es decir, en el mismo momento de la compra se aplica una especie de crédito para que puedas proceder a la adquisición del producto en cuestión.
Intereses desproporcionados
No es oro todo lo que reluce. Ante un servicio tan a priori beneficioso para el consumidor cabe esperar algún tipo de condición que sea abusiva. En efecto, las tarjetas revolving se caracterizan precisamente por presentar elevadísimos porcentajes de TAE.
¿Recuerdas los créditos instantáneos con porcentajes próximos a los treinta puntos? Algo similar sucede con dicha tarjeta, indistintamente de la compañía emisora por la que te decantes.
Pagar más de una cuarta parte del producto en forma de intereses no es plato de buen gusto para nadie. Sí, tienen una ventaja considerable en caso de no disponer de liquidez, pero posteriormente llegan dificultades abismales para sufragar los gastos de intereses que supone la utilización de la tarjeta revolving.
La reclamación más efectiva
Tarde o temprano los intereses acumulados empiezan a pasarle factura al consumidor. Es entonces cuando decide poner fin a su relación contractual con la entidad en la que en un principio confió, dejándose llevar por el puro marketing.
¿Cuál es el problema? Básicamente los impedimentos se sitúan en dos flancos distintos. El primero de ellos se resume en la obligatoriedad de hacer frente al pago del TAE por valor de todas y cada una de las compras realizadas. En muchos casos llega a ser de miles de euros.
A su vez, hay que añadir las condiciones contractuales que también suelen ser un tanto abusivas, especialmente si se obtiene una tarjeta revolving de ciertas compañías emisoras.
De esta manera el usuario se encuentra en una encrucijada. Y es que los gastos de TAE que ha ido acumulando durante todo este tiempo le han dejado a mínimos, pero tampoco se ve capaz de dar de baja la tarjeta revolving.
El siguiente paso consiste en llevar a cabo una reclamación. Precisamente con el principal objetivo de ahorrar costes se suele presentar un documento genérico que no llega a prosperar en la inmensa mayoría de casos. Por ende, el consumidor se acaba viendo obligado a hacer frente de una u otra manera al pago de los intereses.
Pero, ¿y si se opta por otra vía? Nos referimos al mejor método actual para cancelar una tarjeta revolving. Para ciertas gestiones no hay decisión más acertada que la de confiar en profesionales que tienen una dilatada trayectoria a sus espaldas.
Cualquier persona que haya contratado una tarjeta revolving puede reclamar contra la entidad emisora debido a los posibles intereses abusivos que tienen estos productos. Para ello lo mejor es contar con un equipo de abogados especialistas en la materia. En España, Grupo Alega es uno de los gabinetes de abogados con más experiencia y mejores resultados en las reclamaciones de tarjetas revolving.
El éxito radica en la imperiosa necesidad por parte de la compañía emisora de evitar un juicio. Y no es para menos, puesto que la práctica totalidad fallan a favor de los clientes a causa de haber una jurisprudencia al respecto.
Esta clase de gabinetes de abogacía son capaces de alcanzar acuerdos muy favorables para los consumidores. Así lo demuestra la cancelación de la deuda acumulada por el valor de todos los intereses, fuese cual fuese el número de compras efectuadas con la tarjeta revolving en cuestión.
Como es menester, también se acaba la relación contractual con la empresa bancaria. Gracias a ello el individuo se despide de los constantes dolores de cabeza que dieron comienzo al averiguar los intereses tan abusivos a los que estaba sujeto cada vez que realizaba una compra.
Gabinetes como Grupo Alega son plenamente conscientes de las dificultades monetarias por las que atraviesan consumidores que han estado meses abonando los elevados porcentajes de una tarjeta revolving. Es por ello que ofrecen soluciones que no solo son efectivas, sino también muy acordes a la situación actual de sus clientes.
De hecho, no se debe abonar previamente ni un solo coste de la representación legal. Tan solo después de haberse llegado al beneficioso acuerdo con la entidad bancaria se procede a liquidar los gastos, tratándose de un importe que los gallegos pagan encantados sabiendo que supone decirle adiós al TAE astronómico y a una tarjeta demasiado problemática.