El paso de Alberto Núñez Feijóo por la presidencia del Grupo Correos durante los años más críticos para el servicio postal en España ha dejado un rastro de degradación que, a día de hoy, sigue cobrando factura en forma de caos, retrasos masivos y una plantilla agotada. Mientras Feijóo se posiciona como líder indiscutible del Partido Popular y aspira a liderar el futuro gobierno de España, no podemos ignorar su papel directo en la crisis actual de Correos, un ente público que debería ser ejemplo de eficiencia y servicio universal, pero que bajo su mandato se convirtió en sinónimo de mala gestión.
La convocatoria de la sexta huelga del año por parte del sindicato CGT este 27 de junio (y el sábado donde haya trabajo) es solo la punta del iceberg de un sistema al borde del colapso. Las protestas no son caprichosas ni políticas; son la respuesta necesaria de trabajadores y ciudadanos ante una situación insostenible. En pleno 2025, miles de paquetes y cartas siguen acumulándose sin repartir, especialmente en ciudades como La Coruña, donde el caos es evidente e inadmisible.
Un caos estructural, no puntual
Según el comunicado de CGT, en la unidad de La Coruña hay casi 2000 paquetes amontonados en la USE (Unidad de Sorteo Extraordinario), ubicada en el recinto de la estación de tren. Pero esto no es casualidad. Es el resultado directo de la política de recortes y falta de contratación que se intensificó con el llamado “acuerdo marco” firmado por algunos sindicatos y la dirección de Correos, que implica un recorte adicional del 20% en gastos de personal. Este pacto, lejos de garantizar el futuro del servicio, lo está llevando a la quiebra operativa.
En otras unidades de la ciudad gallega, miles de notificaciones llevan más de una semana acumuladas sin repartir, muchas desde antes del 18 de junio. Solo en Entrepeñas, más de 20.000 cartas y documentos están bloqueados por la escasez de personal. Esta carencia no es nueva: ya en Navidad pasado, los trabajadores de esta misma unidad se vieron obligados a convocar una huelga para denunciar las mismas deficiencias. Y aún así, la dirección sigue sin actuar con urgencia.
El legado de Feijóo: recortes, privatización encubierta y desprecio por el servicio público
Durante su etapa al frente de Correos, Feijóo priorizó ajustes presupuestarios por encima de la calidad del servicio y el bienestar de los trabajadores. Su visión neoliberal transformó Correos en un campo de batalla entre la exigencia ciudadana de un servicio eficiente y una dirección que optó por externalizar funciones, reducir plantillas y minimizar inversiones. El resultado es un círculo vicioso de desinversión, degradación del servicio y descontento laboral.
Lo que ocurre en Galicia —y especialmente en La Coruña— es solo una muestra de una situación nacional. El modelo de gestión impuesto por Feijóo no solo no resolvió los problemas, sino que los multiplicó. Lejos de modernizar Correos, lo sumergió en una espiral de precariedad que hoy afecta a millones de ciudadanos que ven vulnerado su derecho a recibir cartas, paquetes y notificaciones en tiempo y forma.
Un fraude a la ciudadanía
CGT no exagera al calificar la situación como un "fraude a la ciudadanía". Un servicio público básico como Correos tiene obligaciones legales en cuanto a plazos, cobertura y calidad. Sin embargo, con los recortes y la falta de personal, estas obligaciones no se cumplen. Los ciudadanos pagan impuestos para tener acceso a servicios esenciales, y lo que reciben a cambio es incertidumbre, retrasos injustificados y una atención deficiente.
Desde CGT se exige con razón una solución inmediata: contratación urgente, refuerzos en las unidades afectadas, y una revisión profunda del modelo de gestión. Pero más allá de medidas puntuales, urge un cambio radical en la filosofía de dirección. No se puede seguir tratando a Correos como una empresa cualquiera, regida únicamente por criterios económicos. Es un servicio público estratégico que debe estar al servicio de todos los ciudadanos, no de intereses partidistas o de políticas de austeridad mal entendidas.
Conclusión: el pasado de Feijóo no puede ser el futuro de España
Alberto Feijóo quiere proyectarse como el salvador de España, pero su paso por Correos es un fiel retrato de su ideología: recortes, externalizaciones, precariedad y desprecio por lo público. El estado actual de Correos es su legado, y no es otro que el de un servicio abandonado a su suerte, sometido a una política de mínimos que ha puesto en peligro su viabilidad futura.
Si Feijóo llegara a gobernar el país, ¿qué modelo aplicaría en otros servicios esenciales como sanidad, educación o transporte? Si el caso de Correos es un avance de su visión de Estado, entonces el mensaje es claro: el ciudadano no será nunca su prioridad. Por eso, mientras los trabajadores continúan movilizándose y los usuarios sufren las consecuencias, urge recordar que detrás del caos posta hay una responsabilidad política muy concreta: la de quien prefirió recortar antes que invertir, olvidando que lo público no es solo un negocio, es un derecho.
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