Si pierde la Xunta en las elecciones del 18 F, la pierde Alfonso Rueda, si gana, la gana Feijóo, pero entremos en detalles. El líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, ha decidido abandonar la presidencia de la Xunta y dejar Galicia en manos de su Rueda de respuesto, para centrarse en su carrera a la presidencia del Gobierno de España. Esta decisión ha sido interpretada por algunos como una huida de la sombra del fracaso, ya que Feijóo ha gobernado Galicia durante 13 años y su gestión ha sido cuestionada por algunos sectores de la opinión pública.
Feijóo ha defendido su decisión argumentando que quiere "dar un paso adelante" para liderar el PP y "contribuir a la regeneración de España". Sin embargo, sus críticos sostienen que está huyendo de las responsabilidades de su gestión en Galicia, donde ha sido acusado de corrupción, nepotismo y falta de transparencia.
Los resultados de las elecciones del 2023 en Galicia, sin datos dignos de mención, fueron un duro golpe para Feijóo y aviso para el 18F. El PP perdió la mayoría absoluta que promulgaba su asesora, y las encuestas de sus afines, perdió después la investidura y como consecuencia la hoja de ruta de volvio negra para las elecciones a la Xunta. Esta derrota fue interpretada por algunos como un síntoma de agotamiento del liderazgo de Feijóo.
Feijóo ha negado que su decisión de abandonar la presidencia de la Xunta esté relacionada con los resultados de las elecciones. Sin embargo, es innegable que estos resultados han contribuido a debilitar su posición y a aumentar las críticas a su gestión.
Feijóo se enfrenta ahora a un reto muy difícil, aguantar a su fracasada asesora María del Mar, liderar el PP y ganar las elecciones gallegas a través de la soledad de Alfonso Rueda, cuyas encuestas le apuntan como otro fracasado más del PP. Si no lo consigue, sus carreras políticas podrían quedar truncadas.
Análisis
La decisión de Feijóo de abandonar la presidencia de la Xunta es un acontecimiento importante en la política española, pero lo es mucho más para las elecciones del 18 de Febrero a la Xunta. Esa decisión tiene un impacto significativo en la carrera de Feijóo y en el futuro del PP.
Si Feijóo consigue liderar el PP y ganar Rueda las elecciones gallegas, su decisión de abandonar la presidencia de la Xunta podría ser interpretada como un nuevo éxito de su asesora María del Mar, y si pierde queda al descubierto la verdad, una muestra de su ambición y de su capacidad para tomar decisiones difíciles y como una huida de la responsabilidad y una muestra de su debilidad.
En cualquier caso, la decisión de Feijóo de no aparecer junto a Alfonso Rueda, distanciandose de la foto con el y Rajoy, es un síntoma de los cambios que se están produciendo en la política gallega. La vieja guardia del PP o núcleo duro ya fracasado, está dando paso a una nueva generación de líderes, más jóvenes y más ambiciosos, como por ejemplo Ayuso, posicionada como la mejor para resucitar el PP.
El poder y la Xunta de Galicia a día de hoy esta en las manos de Jácome y Democracia Ourensana, un partido residual por su efecto bisagra
En un sistema político con un sistema electoral proporcional, es posible que un partido residual, es decir, un partido con una pequeña representación parlamentaria, se le pronostican 3 diputados a Jácome en Ourense por la huída del Baltarismo y el efecto Luis Menor avalado por Rueda, pueda tener un poder significativo en el gobierno. Esto se debe a que el partido residual puede actuar como una "bisagra", es decir, como un partido que puede inclinar la balanza a favor de uno de los dos partidos principales y consecuentemente otorgar la Presidencia de la Xunta.
Esto puede ocurrir en dos casos principales:
Cuando los dos partidos principales no consiguen obtener la mayoría absoluta en el Parlamento. En este caso, el partido residual puede ser necesario para formar una coalición de gobierno.
Cuando los dos partidos principales consiguen la mayoría absoluta, pero no tienen una gran mayoría. En este caso, el partido residual puede ser necesario para apoyar al gobierno en votaciones importantes.
En ambos casos, el partido residual tiene un poder significativo para negociar con los dos partidos principales. Puede exigir concesiones políticas o económicas a cambio de su apoyo.
Ejemplos de partidos residuales con poder
En España, el partido más reciente que ha ejercido un papel de bisagra ha sido Podemos. En las elecciones generales de 2015, Podemos consiguió 69 escaños en el Congreso de los Diputados, lo que le convirtió en la tercera fuerza política. En ese momento, ni el Partido Popular (PP) ni el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) consiguieron la mayoría absoluta. Como consecuencia, Podemos se convirtió en un partido clave para formar un gobierno.
Podemos acabó apoyando un gobierno de coalición entre el PSOE y Ciudadanos. Sin embargo, el partido no consiguió ninguna cartera ministerial en el gobierno. En cambio, se limitó a apoyar la política del gobierno a cambio de algunas concesiones, como la derogación de la reforma laboral.
El papel de los partidos residuales en el futuro
Es probable que el papel de los partidos residuales continúe creciendo en los sistemas políticos con sistemas electorales proporcionales. Esto se debe a que los partidos principales están cada vez más fragmentados, lo que hace más difícil que uno de ellos consiga la mayoría absoluta.
En este contexto, los partidos residuales pueden jugar un papel fundamental en la formación de gobiernos y en la orientación de la política nacional.
A día de Hoy, el efecto Feijóo ha sido borrado de los medios de comunicación y en su lugar, la foto con su perro divagando su propio fracaso y soledad, enfrente Alfonso Rueda literalmente despistado, que hasta la fecha era como un bebe, comía la papilla de la mano de María del Mar para que apoyara a Feijóo, pero ante su salida de tono, conduciendo un autobús sin carnet, sin citurón y sin su moto, solo le queda hacerse con los camiones del Grupo Wagner, también conocido como PMC Wagner o ChVK Wagner, organización paramilitar rusa. Se le describe como una empresa militar privada, una red de mercenarios, o el ejército privado no oficial del presidente ruso Vladímir Putin.
Aunque a juicio de este xornal en la Xunta, otra cosa nó, pero ejercito privado no oficial, es fácil verlo en las adjudicaciones, convenios, subvenciones y clanes de la familiaridad al PP, con los nuevos tiempos tendrán que renunciar a la tajada del pastel, por que Jácome ya se ha posicionado y quiere convertir San Caetano en la Plaza Mayor, y el Río Miño en el Nilo donde solo crece la prosperidad para el futuro y nuevo Faraón, Jaóme Amon-Rá.