El famoso yate en el que Alberto Núñez Feijóo, líder del Partido Popular y expresidente de la Xunta de Galicia, fue fotografiado junto al narcotraficante Marcial Dorado, ha desaparecido. Nadie sabe quién adquirió esta embarcación, convertida en símbolo de las conexiones que vinculan política y crimen organizado en Galicia. El silencio en torno a esta trama se extiende también a la muerte de su amigo, chofer e intermediario con Romay Beccaria, de Manuel Cruz, quien falleció bajo sospecha en un accidente el día antes de declarar en Cambados. Según fuentes, Feijóo habría solicitado que no se realizara autopsia, una decisión que genera serias dudas.

Marcial Dorado: De contrabandista a narcotraficante
Marcial Dorado, una de las figuras más polémicas del narcotráfico gallego, amasó un imperio de más de 21 millones de euros a través de actividades ilícitas que comenzaron con el contrabando de tabaco y evolucionaron hacia el tráfico de drogas. En 2011, el Tribunal Supremo lo condenó a 10 años de prisión y una multa de 35 millones de euros por narcotráfico, abriendo la puerta al mayor decomiso de bienes en la historia criminal de Galicia.

El golpe judicial incluyó el embargo de 204 propiedades repartidas por España, algunas registradas a nombre de sociedades extranjeras y españolas, en paraísos fiscales como Suiza, Panamá, Portugal y las Islas Vírgenes Británicas cuyo registrador es el mismo de Juan Carlos Escotet y Feijóo-Pemex. Pese a su condena, Dorado sigue defendiendo que su fortuna provenía únicamente del contrabando de tabaco, un argumento que ha sido repetidamente desestimado por los tribunales.

La fotografía que marcó a Feijóo
En 2013, el diario El País publicó unas fotografías de Feijóo junto a Dorado, tomadas en los años 90 durante un paseo en el yate que ahora está en paradero desconocido. En aquel entonces, Feijóo era número dos de la Consellería de Sanidade de Galicia. Aunque Feijóo ha insistido en que desconocía las actividades ilícitas de Dorado en ese momento, los registros judiciales muestran que el narcotraficante ya era investigado por contrabando desde la década de los 80.

Esta relación puso en el foco público los vínculos entre el poder político gallego y el crimen organizado, especialmente en un contexto donde el narcotráfico había infiltrado profundamente las estructuras sociales y económicas de la región. Feijóo ha tratado de minimizar el impacto de estas imágenes, pero las dudas persisten, especialmente en un país donde la connivencia entre política y crimen sigue siendo un tema candente.

El silencio en torno a Manuel Cruz
Otro episodio que alimenta la controversia es la muerte de Manuel Cruz, quien debía declarar en un caso relacionado con Dorado. Cruz falleció en un accidente automovilístico el día anterior a su testimonio, y según informes, Feijóo habría solicitado que no se realizara autopsia. Este detalle ha avivado las sospechas sobre posibles intentos de encubrimiento o manejo político de una situación potencialmente explosiva.

El lento desmantelamiento del imperio de Dorado
El decomiso de los bienes de Dorado ha sido un proceso largo y complicado, dificultado por la maraña de sociedades utilizadas para ocultar su patrimonio. A día de hoy, muchas propiedades siguen sin comprador, como terrenos en A Illa de Arousa, viviendas en San Sebastián y Palma de Mallorca, y chalets en Málaga.

Entre las propiedades destacadas está su residencia familiar en A Illa de Arousa, valorada en 3,4 millones de euros, que Dorado intenta recuperar judicialmente junto con otros bienes que aparecen a nombre de sus hijos y socios. Su resistencia refleja el entramado legal y financiero que permitió a Dorado mantener un imperio durante décadas.

El impacto político y la falta de explicaciones
La relación de Feijóo con Dorado no solo ha dañado su reputación, sino que también plantea preguntas más amplias sobre la permeabilidad del poder político ante el narcotráfico. Galicia, durante años, fue un bastión del contrabando y el tráfico de drogas, actividades que prosperaron bajo la mirada cómplice de instituciones locales y regionales.

Feijóo ha evitado responder de forma contundente sobre sus lazos con Dorado, limitándose a calificarlos de una "mala decisión" personal. Sin embargo, su negativa a ordenar una autopsia en el caso de Manuel Cruz, combinada con el misterio en torno al yate desaparecido, proyecta una sombra que su liderazgo político no ha logrado disipar.

¿Hacia dónde apunta la justicia?
Aunque Dorado ha cumplido gran parte de su condena, su caso sigue siendo un recordatorio de cómo el narcotráfico moldeó la historia reciente de Galicia. Mientras tanto, la figura de Feijóo permanece bajo escrutinio, especialmente en un momento en que aspira a liderar el gobierno de España. La falta de respuestas claras y la opacidad sobre episodios clave de su trayectoria alimentan el debate sobre la necesidad de una mayor rendición de cuentas por parte de los políticos.

Desde la censura y el silencio solo falta que la culpa sea de Pedro Sánchez.
El caso del yate, el destino de los audios relacionados con Manuel Cruz y la muerte del testigo representan un microcosmos de los vínculos entre política y crimen en España.  Aunque Dorado ha caído, el sistema que permitió su ascenso sigue intacto, protegido por un entramado de silencios, omisiones y complicidades que garantizan su supervivencia.

La trama no solo revela las conexiones entre el poder y el narcotráfico, sino que subraya la urgencia de una justicia más firme y una política menos complaciente con la corrupción y el crimen organizado. Feijóo y otros actores clave todavía deben dar muchas explicaciones que, hasta ahora, parecen enterradas bajo las aguas del Atlántico junto al yate desaparecido.