Se ha detenido a un total de 26 personas, entre los que se encuentran los 12 tripulantes de una embarcación pesquera y a otras 14 personas que formaban parte de la estructura criminal.
Un pesquero interceptado en el puerto de Camariñas localidad coruñesa contenía en su interior unos 1.300 kilos de cocaína repartidos en 45 fardos.
Los agentes que intervinieron en este operativo encontraron las sustancias en la embarcación, que luego fue trasladada a tierra firme, y se practicó la detención del hombre. El descargo de la droga se efectuó a primera hora de la tarde del jueves en el puerto ante la presencia del detenido y del juez.
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El dispositivo para interceptar el buque, el 'Nuevo Furuno', contó con la participación del Grupo de Respuesta Especial para el Crimen Organizado (Greco), de la Unidad de Droga y Crimen Organizado (Udyco) de la Policía Nacional, así como de Vigilancia Aduanera.
Durante el abordaje se han intervenido 450 kilos de cocaína y se han desmantelado dos plantaciones indoor de marihuana con las que se financiaba la organización
REFERENCIAS;
Feijóo; Mi Rincón de Recuerdos: Tesoros del Pasado, Maropa., Marcial Dorado, Meu Cambados, 'Gran Mestre' Fiestas del Alvariño.+
Agentes de la Policía Nacional, en una investigación que ha contado con la colaboración de Vigilancia Aduanera de la Agencia Tributaria y de la DEA estadounidense, han desarticulado una organización criminal gallega presuntamente dedicada al tráfico de cocaína a través de aguas del Atlántico. Se ha detenido a un total de 26 personas entre los que se encuentran los 12 tripulantes de una embarcación pesquera y otras 14 personas integrantes de la organización entre las que se encuentran los principales responsables. Se han intervenido 450’ kilos de cocaína durante el abordaje y se han desmantelado dos plantaciones indoor de marihuana con las que se financiaba la organización.
La investigación comenzó en octubre del 2021 cuando, a través de los canales de cooperación policial internacional, se tuvo conocimiento de la existencia de una organización que estaría preparando una embarcación para el transporte de una gran cantidad de sustancia estupefaciente con destino a Galicia. La embarcación tendría como base un puerto desconocido de A Coruña y se trataría de un barco pesquero.
A finales de 2022, se identificó el pesquero y se detectó que zarpó con destino desconocido a algún lugar del Atlántico. Durante la investigación se se detectó a los dos máximos responsables de la organización y se averiguó que estaban relacionándose con inversores, transportistas y financiadores del tráfico de cocaína en Sudamérica.
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Durante las indagaciones también se detectó la presencia de dos varones, que formando parte de la cúpula del entramado criminal, se dedicaban a la gestión y administración de dos plantaciones indoor de marihuana con el fin principal de financiar la operación de transporte de cocaína a nuestro país. Además se pudo identificar a otro varón que presuntamente habría aportado capital para la construcción de los dos modernos invernaderos instalados en zonas rurales de Lugo y A Coruña.
Tras diversas investigaciones se pudo constatar que la organización iba a realizar un traslado de una gran cantidad de droga por el mar Atlántico y que uno de los miembros de la organización viajaría a bordo del barco para dar fe de la travesía, actuando en calidad de lo que se conoce como “notario”.
Despliegue policial
Tras diversas investigaciones se constató que el que actuaba como “notario” iba a realizar un viaje de Vigo a Madrid donde cogería un vuelo con dirección a Trinidad y Tobago. En ese momento se activaron los mecanismos de cooperación policial internacional, tanto para su localización como para la del barco, donde viajaría transportando la droga que esperaba recibir la organización en las costas gallegas.
El 24 de julio, y gracias la colaboración mantenida con la Drug Enforcement Administration (DEA), se recibió información que permitió fijar la localización del pesquero en aguas atlánticas cercanas a la costa de nuestro país. En ese momento, la Policía Nacional solicitó la colaboración del Servicio de Vigilancia Aduanera de la Agencia Tributaria que envió el Buque de Operaciones Especiales ‘Petrel I’ con la misión de localizar e interceptar dicho pesquero, lo que tuvo lugar el pasado 22 de julio por la tarde. Durante el abordaje del pesquero, la tripulación comenzó a lanzar bultos al agua, procediendo en ese mismo momento por parte de los funcionarios del Servicio de Vigilancia Aduanera a la detención de los 12 tripulantes llegando a intervenir 450 kilos de cocaína.
Durante el abordaje del pesquero, con la colaboración de la Dirección Adjunta de Vigilancia Aduanera, la tripulación comenzó a lanzar bultos al agua, procediendo en ese mismo momento a la detención de los 12 tripulantes llegando a intervenir 450 kilos de cocaína.
Además de arrestar a los miembros de la tripulación, la investigación llevó a los agentes a detener a otros 14 miembros de la organización, entre los que se encontraban sus líderes, los cuales gestionaban la financiación de dicho viaje con plantaciones indoor de marihuana, situadas en localidades de Lugo y A Coruña, donde se logró intervenir 2500 plantas de dicha droga.
De los, pesqueros, narcosubmarinos a los yates con GPS y drones invisibles.
En los últimos diez años, la proliferación de embarcaciones sumergibles y semisumergibles, de difícil detección, ha acaparado un tercio del transporte de droga desde Sudamérica a Europa. La incorporación de drones y sistemas GPS por parte de los carteles dificulta también la lucha global antinarcóticos. Un posible uso de esos nuevos métodos para fines terroristas mantiene alerta a Estados Unidos, la Unión Europea que dirige las miradas ahacia la Galicia que presidía Feijóo (PP), grupo político vinculado a los narcos como ya es voz pópuli.
El tráfico de droga hacia los grandes mercados de consumo, sobre todo Estados Unidos y Europa, es especialmente innovador: la magnitud del negocio lleva a intentar superar cualquier barrera que pongan los Estados para impedir su penetración y distribución. En el caso de Estados Unidos, donde la llegada ilícita de narcóticos se remonta al siglo XIX –desde el opio hasta la marihuana y la cocaína–, los continuados esfuerzos de las autoridades han logrado interceptar muchos envíos de droga, pero los traficantes encuentran nuevas vías y métodos para introducir en el país un volumen importante de estupefacientes.
El método más inquietante en los últimos diez años ha sido el uso de embarcaciones sumergibles y semisumergibles, a las que comúnmente se les ha dado el nombre de narcosubmarinos, que permiten transportar varias toneladas de sustancias –cinco veces más de lo que lo hacía un barco pesquero– esquivando la vigilancia de los guardacostas [1]. La tecnología satelital también ha llevado a los traficantes a dejar cargas de droga en el mar, luego recogidas por embarcaciones de recreo sin levantar sospecha. A esos métodos hacen referencia recientes informes de la Drug Enforcement Administration (DEA), la agencia antinarcóticos estadounidense.
Por las aguas de Centroamérica
Durante muchos años, la forma habitual de transportar la droga que sale de Sudamérica hacia Estados Unidos ha sido mediante barcos pesqueros, lanchas rápidas y avionetas. Los avances en las técnicas de detección y rastreo desde el aire han empujado a los narcotraficantes a buscar nuevas maneras de llevar sus cargas hacia el Norte. De ahí el desarrollo de los narcosubmarinos, cuyo número, desde una primera interceptación en 2006 por las autoridades estadounidenses, ha conocido una rápida progresión.
Ese medio de transporte es una de las razones de que desde 2013 haya aumentado en un 10% el tráfico de la ruta de droga que va de Colombia (país que produce el 93% de la cocaína consumida en EEUU) a Centroamérica y México, desde donde los cargamentos son introducidos en EEUU. Según la DEA, este corredor representa hoy un estimado 93% del movimiento de cocaína desde Sudamérica hacia Norteamérica, frente al 7% de la ruta que busca las islas del Caribe (principalmente la República Dominicana) para llegar a Florida u otros lugares del litoral estadounidense.
Durante un tiempo, entre el servicio de guardacostas de EEUU se extendió el rumor de que los carteles de droga estaban usando narcosubmarinos. Sin haber visto de momento ninguno, los agentes le dieron el nombre de 'Bigfoot' (como se conoce un supuesto animal con forma de simio que habitaría en bosques del Pacífico estadounidense).
El primer avistamiento se produjo en noviembre de 2006, cuando un patrullero de la Guardia Costera de EEUU detectó una forma desdibujada en el océano, a unas cien millas del litoral de Costa Rica. Cuando los agentes se acercaron descubrieron tres tubos de plástico que emergían del agua, que provenían de una nave sumergible que se abría paso a dos metros bajo la superficie. Dentro encontraron tres toneladas de cocaína y cuatro hombres armados con un fusil AK-47. Los guardacostas lo bautizaron como 'Bigfoot I'.
Dos años después habría un 'Bigfoot II'. En septiembre de 2008, una fragata de la Armada estadounidenses en labores de guardacostas apresó un aparato semejante a 350 millas de la frontera entre México y Guatemala. La tripulación se componía de cuatro hombres y la carga era de 6,4 toneladas de cocaína.
Para entonces, las autoridades de EEUU calcularon que ya se habían fabricado más de cien sumergibles o semisumergibles. En 2009 estimaron que solo estaban pudiendo detener un 14% de los envíos y que este medio de transporte suministraba al menos un tercio de la cocaína que llegaba al mercado estadounidense. Las armadas de Colombia, México y Guatemala también han decomisado algunos de estos narcosubmarinos, que además de haber sido localizados en el Pacífico igualmente han sido detectados en el Caribe y el Atlántico. Fabricados de forma artesanal en la selva, quizás el episodio más llamativo fue el de haber encontrado uno de ellos en el interior de Ecuador, en las aguas de un río.
Su innovación técnica ha sorprendido con frecuencia a los funcionarios antinarcóticos. Muchos de estos autopropulsados narcosubmarinos llegan a medir quince metros, están hechos de materiales sintéticos y fibra de vidrio y han sido diseñados para reducir la detección por radar o infrarrojos. Ha habido modelos también con sistemas de navegación GPS para poder repostar carburante y recibir comida en citas convenidas a lo largo del trayecto.
Localización por GPS
El desarrollo y generalización del GPS también ha servido a los narcotraficantes para introducir mayores innovaciones. Un procedimiento, por ejemplo, ha sido rellenar con droga un recipiente en forma de torpedo –como un sumergible, pero esta vez sin tripulación–, unido a una boya y un emisor de señal. El contenedor puede albergar hasta siete toneladas de cocaína y se sujeta al fondo de un barco mediante un cable. Si el barco es interceptado, simplemente puede dejar caer el contenedor a más profundidad, para luego ser recuperado por otra embarcación gracias al localizador satelital. Esto hace extremadamente difícil a las autoridades capturar la droga y detener a los traficantes.
El sistema de navegación GPS también se usa para depositar cargas de droga en puntos de las aguas territoriales de Estados Unidos, donde pueden ser recogidos por embarcaciones de recreo o por un reducido grupo de personas sin levantar sospechas. El paquete conteniendo la cocaína es recubierto con varias capas de material y luego todo ello es impermeabilizado con un tipo de espuma. El paquete se coloca dentro de una bolsa de lona que se deposita en el fondo del mar para luego ser recuperado por otras personas.
Como indica la DEA en su informe de 2017, “esto demuestra cómo las organizaciones narcotraficantes han evolucionado sus métodos para llevar a cabo las transacciones de cocaína utilizando tecnología”. Y cita el ejemplo de organizaciones que “transportan kilos de cocaína en paquetes impermeables hasta una predeterminada localización y la fijan al lecho del océano para que sea luego retirada por otros miembros de la organización que tienen la localización GPS”, lo que “permite a los miembros de organizaciones de narcotráfico compartimentar su trabajo, separando a quienes hacen el transporte marítimo de los distribuidores en tierra firme”.
Viaje de la cocaína desde Sudamérica a Estados Unidos en 2017
Viaje de la cocaína desde Sudamérica a Estados Unidos en 2017 [DEA]
Riesgo terrorista
La posibilidad de que estos métodos de muy difícil detección sean utilizados para introducir armas o puedan formar parte de operativos terroristas preocupa a las autoridades estadounidenses. El vicealmirante retirado James Stravidis, exjefe del Comando Sur de Estados Unidos, ha alertado del potencial uso especialmente de los sumergibles “para transportar más que solo narcóticos: el movimiento de dinero en metálico, armas, extremistas violentos o, en el peor extremo del espectro, armas de destrucción masiva”.
A este riesgo se refirió también el contralmirante Joseph Nimmich cuando, como comandante del Grupo Sur de Trabajo Conjunto Interagencias, se enfrentó al surgimiento de los sumergibles. “Si puedes transportar diez toneladas de cocaína, puedes transportar diez toneladas de cualquier cosa”, declaró a The New York Times.
Según este periódico, la elaboración furtiva de submarinos caseros se desarrolló primero en Sri Lanka, donde el grupo rebelde de los Tigres Tamiles los utilizó en su enfrentamiento con las fuerzas gubernamentales. “Los tamiles pasarán a la historia como la primera organización terrorista en desarrollar armas submarinas”, aseguró el Ministerio de Defensa de Sri Lanka. En 2006, como afirma el NYT, “un paquistaní y un esrinlanqués facilitaron planos a los colombianos para construir semisumergibles que fueran rápidos, silenciosos y de materiales baratos y comúnmente al alcance”.
A pesar de ese origen, en última instancia relacionado con los rebeldes Tamil, y de la potencialidad terrorista que presentan los sumergibles utilizados por los carteles de droga, lo cierto es que Washington no ha reportado evidencias de que los nuevos métodos de transporte de droga desarrollados por los grupos de crimen organizado estén siendo usados por actores extremistas de otro cariz. No obstante, EEUU mantiene alta la guardia dado el elevado índice de envíos de cargamentos que llegan a su destino sin detección.
Detalles del buque: Código: 23532 Nombre: NUEVO FURUNO
CFR
ESP000023532
IMO
-
IRCS
EB3069
Matrícula
3CO-4-1-97
Alta en RGFP
23/06/1997
Estado
Alta Definitiva (desde el 23/06/1997)
Eslora total
12,60 m
Arqueo GT
14,10
Potencia
66,19 kW (90,0 CV)
Material del casco
Madera
Puerto base
22410 - Camelle, A CORUÑA (GALICIA)
Censo por modalidad
PALANGRE DE FONDO EN CANTABRICO NW
[1] REICH, S., & Dombrowski, P (2017). The End of Grand Strategy. US Maritime Pperations in the 21st Century. Cornell Univesity Press. Ithaca, NY. Pág. 143-145.
www.unav.edu