
La preocupación por cuidar la dieta es una constante en la sociedad actual. Conscientes de que somos lo que comemos, cada vez son más las personas que buscan no solo tener un aporte de nutrientes equilibrado, sino utilizar los platos que preparan para mejorar su salud.
Sin lugar a dudas, la opción más seguida es la de la Dieta Antiinflamatoria. Esta propuesta ha demostrado interesantes efectos a la hora de reducir la inflamación del cuerpo y, por tanto, para frenar la evolución de enfermedades crónicas de importancia.
La diabetes, las enfermedades que afectan al corazón, venas y arterias y ciertas dolencias autoinmunes se encuentran dentro de las afecciones que se pueden controlar gracias a optar por unos alimentos frente a otros.
En este punto, puede que creas que la dieta antiinflamatoria será difícil de aplicar a tu vida o que te supondrá renunciar a bocados deliciosos y solo comer platos anodinos. ¡Te sorprenderá saber que nada de esto es cierto!
Apuesta por lo natural
El primer paso hacia una dieta antiinflamatoria estaría en desterrar todo lo posible los alimentos ultraprocesados y en dar más hueco a lo natural.
Frutas frescas, verduras, pescado azul y frutos secos deben estar en la base de tu nueva despensa. Así, puedes sustituir esas chocolatinas de media mañana por un puñado de pistachos o reducir la ingesta de dulces preparados y tomar una ensalada de fruta.
Por supuesto, no se trata de eliminar estos productos radicalmente, sino de entender que deben ser algo excepcional y, sobre todo, experimentar con los productos naturales, que bien combinados pueden dar lugar a platos maravillosos.
La teoría del color
Los especialistas en dieta antiinflamatoria indican que no es necesario conocer todos los detalles de composición de cada alimento para equilibrar bien las comidas. En cambio, dan un consejo interesante: crear platos coloridos.
El color es uno de los indicativos de que las frutas y las verduras contienen muchos antioxidantes y otros elementos que ayudan a reducir la inflamación. Por eso, cuanto más colorido sea un plato, más de estos ingredientes positivos para la salud se estarán integrando en el organismo.
Juega con las hierbas y las especias
Para dar sabor, para aportar color y, sobre todo, para ganar en elementos que contribuyan a mejorar la salud. Para todo esto sirve el uso de semillas, hierbas y especias como el sésamo, la canela, la cúrcuma, la hierbabuena o el romero.
En especial, es interesante aprender a cocinar con cúrcuma, jengibre y ajo, que son aderezos con un gran poder antiinflamatorio de base.
Beneficios de la dieta antiinflamatoria
Este pequeño cambio en la alimentación, que es perfectamente adaptable a la dieta mediterránea, tiene numerosos beneficios a medio y largo plazo:
- Prevención de enfermedades: lo más destacado es la lucha contra la diabetes, los diagnósticos cardiovasculares, etc.
- Mejora del bienestar general: una dieta sana, libre de grasas saturadas y de productos químicos provoca sensación de ligereza y mejores digestiones.
- Aporte energético: los alimentos naturales son los mejores aliados para conseguir la energía necesaria para afrontar los largos días de trabajo y responsabilidades familiares.
Comer rico, más económico y con todos estos puntos a favor hacen que integrar la dieta antiinflamatoria en el día a día sea la mejor opción para cualquier persona o familia.
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