Varios factores determinan la calidad en la fabricación de algunas bebidas tan populares en el mundo como son el café y el vino. Tanto el grano del café como la uva, van transformándose en estos productos tan estimados para el paladar, siempre en función del lugar de procedencia y del cuidadoso proceso que se lleva a cabo para su fabricación.
Millones de personas en todo el mundo tienen por costumbre tomar al menos una taza de café para comenzar el día, del mismo modo que millones de comensales acompañan sus almuerzos o cenas con una copa de vino. Ambas bebidas tienen una larga historia y una gran variedad de opciones para elegir, que destacan dependiendo de la calidad, la región de donde proceden y los estándares de producción.
Los cafés más cotizados
En lo que respecta al café, esa bebida tan aclamada en todo el mundo, el blog Cafealpaladar ofrece información completa, especialmente para todos los que lo aman y desean saber más sobre él. En sus artículos se pueden conocer, entre muchos aspectos, los tipos de café que hay en el mundo dirigidos a gustos refinados, así como las opciones típicas de cada país.
Existen varias categorizaciones sobre este grano, según su origen, tratamiento y forma de preparación, y cada persona tiene su preferida. En Café Al Paladar presentan todos los detalles para que nadie se pierda nada sobre esta aromática bebida.
Se estima que cada año en el mundo se producen más de 135 millones de sacos de café en más de 70 países. Definir cuál es el mejor es complejo, depende mucho del gusto. Por su origen del grano existen cuatro categorías: Arábigo, Robusta, Ibérica y Excelsa.
El café Arábigo, procedente del sur de Etiopía, representa cerca del 80% de la producción mundial, ofrece un sabor suave, con un leve toque de acidez. Tiene poco porcentaje de cafeína (1-1,5%) y es muy usado para el café gourmet.
El tipo Robusta tiene entre 2 y 3% de cafeína, y el café suele ser fuerte y amargo, se emplea mucho para mezclarlo con otros tipos de café. El Ibérico y el Excelsa tienen sabores particulares, por lo que no son tan consumidos como los dos tipos anteriores.
Brasil, Vietnam, Indonesia y Colombia son los principales países productores de café. El sabor lo determinan el tipo de mezcla que se haga, también el tipo de suelo, el tostado y la molienda. Las personas, cuando encuentran la clase de café o mezcla que más les gusta, así como el estilo de preparación (moka, latte, capuchino, irlandés, etc.), se vuelven fieles a estas alternativas.
El arte del buen vino
El vino es otra de las bebidas que tiene adeptos muy exigentes, por lo que catar un buen vino se considera un verdadero arte. La producción de la uva, la vendimia, la fermentación, el prensado, la crianza en barricas de vino y el trasiego, todo repercute en el sabor y la calidad del producto final.
Las barricas para envejecer el vino, en especial las de roble, se emplean para darle un toque particular de sabor. El proceso se conoce como crianza oxidativa, es decir, que en el plazo de tiempo que permanece el vino en la barrica, se va oxidando debido a las minúsculas cantidades de oxígeno que se van colando entre los poros del roble. Esta misma madera contiene taninos y sabores con toques de vainilla o especies, que le dan más complejidad.
Las barricas de vino son muy apreciadas en el proceso de producción, cuyo uso puede extenderse entre 3 a 5 años, pero además, se puede reusar para fabricar otros licores con coñacs, whiskies o como elementos decorativos y representativos de este fino arte de la etnología.
Las barricas vienen en diversos tamaños, se estima que cuanto más pequeñas, más impacto tienen en el sabor final. Los mejores vinos del mundo, definitivamente, tienen su toque amaderado y están categorizados según la crianza en barrica. Se consideran nobles a los que se guardan al menos 18 meses en barril de roble; añejos a los que permanecen en barrica durante 24 meses; y viejos a los que pasan más de 36 meses.
La elección del vino según su clasificación es un ámbito complejo, que va mucho más allá de si se trata de vinos tintos, blancos o rosados. El grado de azúcar, el color, además de la calidad de la uva y del proceso, le van dando el carácter particular a cada vino.