Mañana es el Día Mundial contra la Trata, y desde Ecos do Sur hemos elaborado un informe cualitativo sobre el perfil del millenial gallego que acude a la prostitución en Galicia. Es parte de una campaña más amplia que busca sensibilizar a este sector, pues tiene el poder de cambiar sus actitudes para un futuro sin explotación sexual.
Porno, drogas y agresividad: retrato del millennial gallego que acude a la prostitución
A Coruña/ El 1 de agosto comienzan infinidad de fiestas patronales en toda Galicia, y miles de jóvenes acudirán a los clubes a maltratar a las mujeres que, en su mayoría, son prostituidas en contra de su voluntad. Algunos probarán por primera vez y ya no lo dejarán en toda su vida, con las consecuencias que eso tendrá para ellos, para las mujeres vulnerables víctimas de trata y para la sociedad igualitaria a la que aspiramos. Es una afirmación dura pero cierta, a la luz de los datos de informes cuantitativos, respaldado por los testimonios de las entrevistadas para este informe por la asociación Ecos do Sur, mujeres extranjeras que están siendo explotadas sexualmente en Galicia.
En el Día Mundial Contra la Trata de Personas (30 de julio) Ecos do Sur lanza una serie de acciones informativas y de sensibilización centradas en un problema creciente: el uso que los jóvenes gallegos hacen de la prostitución. Tras el estudio de los datos disponibles, y contando con la información proporcionada por mujeres explotadas sexualmente en clubes y pisos de Galicia, es necesario llamar la atención sobre que lo hombres que recurren a la prostitucion son cada vez más jóvenes, más violentos y normalizan la prostitución como una actividad de ocio más, sin ser conscientes del sufrimiento que hay detrás. Estos son los hallazgos:
Iniciación e incremento: “A los jóvenes que aún no saben lo que es pagar por tener sexo les diría que no vayan”
Una característica de la prostitución en Galicia es la carencia de datos oficiales. A diferencia de otras comunidades, en Galicia no existen estudios recientes sobre la edad y perfil del hombre que acude a la prostitución. Sin embargo, en toda Españadiferentes investigaciones y las asociaciones que asistimos a las víctimas de trata constatamos un descenso progresivo en la edad a la que los hombres acuden a la prostitución, algo que confirman las mujeres entrevistadas por Ecos do Sur.
Los jóvenes que acuden por primera vez a un club o piso a menudo lo hacen empujados por amigos o incluso familiares, como parte de un “regalo” o “rito de paso”. Las concepciones machistas sobre cómo debe ser un hombre siguen pesando en el seno familiar, y así, “hay padres que los llevan porque el niño no trae novia a la casa, y quieren llevarlos para ver si eso está bien, funciona o no funciona”, dice una de las mujeres entrevistadas. Otras declaran que “los que vienen por primera vez siempre es porque un amigo les ha dicho o vio un cartel en la puerta y entra. Algunos vienen solos, o con tíos o primos”. “Tuve un chico que estaba para hacer los dieciocho años y su padre lo llevó. Para mi fue difícil, porque pensaba en mi hijo. Fue traumático. A día de hoy no iría con un chico así, que nunca haya probado”.
Tener la primera experiencia sexual con una mujer prostituída sigue siendo un fenómeno en vigor en Galicia, y está ligada a dos características. Por una parte, la presión del grupo o familiar, que empuja a los jóvenes a iniciarse aún con dudas y pasando una experiencia de temor y nervios: “A mí me parece muy fuerte que un niño con dieciocho años vaya a un sitio a pagar a una chica. He tenido a chicos que era su primera experiencia sexual, lo pasé muy mal, no lo volvería a hacer. Tuve consecuencias psicológicas porque tengo un hijo, y no entiendo por qué hacen eso”. Acuden muy nerviosos, con complejos en sus relaciones y sobre sí mismos, relacionados con los imperativos de la masculinidad tóxica: “Conozco muchos jóvenes que han venido a perder la virginidad. Tiemblan como muy nerviosos. El que va por primera vez busca de nosotras la experiencia y que lo tranquilicemos. Nos consideran como profesoras”.
Por otra parte, esa experiencia es una espita para el “enganche”. El cliente joven suele repetir y adquiere un hábito que mantendrá el resto de su vida: “Que fuese su primera vez, me han tocado chicos que los llevan tíos o amigos porque están cumpliendo los dieciocho años, de celebración, que han entrado y no han sabido qué hacer porque… ¡como es su primera vez!. El chico viene porque es un regalo de cumpleaños, me tomo las copas y vengo, pero a la misma vez está inseguro de hacerlo, se les ve muy nerviosos, que quieren y no quieren al mismo tiempo”. Aunque, después de esa experiencia, “la mayoría vuelven”. Otra de las entrevistadas añade: “Los que van por primera vez, repiten, porque van ganando más experiencia, uy, cómo repiten! el cliente joven repite y después continúa el resto de su vida”. Este aspecto es especialmente peligroso por cuanto condiciona un futuro en el que seguirá existiendo demanda de prostitución, y, por lo tanto, un futuro de explotación sexual para las mujeres más vulnerables.
Los foros sobre prostitución en Galicia recogen comentarios de jóvenes que se inician y piden consejo a los “veteranos”, que les “tutorizan” en asuntos como la manera de detectar si una mujer está en situación de necesidad y las estrategias para conseguir que les rebaje el precio. El tono de los comentarios en estos foros recuerda a los contenidos de la manosfera, en los que el desprecio, la cosificación y los ataques hacia las mujeres son la norma.
Otras mujeres inciden en las bajas edades, siendo algunos incluso menores cuando acuden o son llevados por primera vez. No llegan sin conocimiento: saben que no le permitirán entrar en los
clubes, por lo que consultan los anuncios y recurren a los pisos donde las mujeres son explotadas por proxenetas, donde hay menos control: “En los pisos son mucho más jóvenes que en los clubes, porque como el club es tipo discoteca, puede que no te dejen entrar. Pero el piso es más privado y tú puedes decir que tienes 20 o 30 años y les da igual. Me he encontrado con chavales menores de edad, diecisiete, dieciséis…”
Agresividad: “Siempre vienen borrachos y piden mucho”
La relación entre jóvenes que acuden a la prostitución y violencia viene siendo constatada en los últimos años por muchas de las organizaciones que trabajan en este ámbito. Así, las mujeres entrevistadas manifiestan cierto rechazo a los jóvenes, dadas las experiencias vividas con algunos de ellos, en las que la alta exigencia y la agresividad son la nota común: “Los chicos jóvenes siempre vienen borrachos, en grupo, con amigos, en fin de semana, y piden mucho. Algunos son agresivos”, explica una de ellas. “Algunos son muy agresivos, chavales que andan con la droga, que llegan ya un poco violentos, sienten que somos un objeto”, añade otra de las entrevistadas.
La exigencia es otra de las características del comportamiento de los jóvenes: “Los jóvenes, madre mía, hasta el último momento aprovechan todo, hasta el último minuto. Algunos son muy agresivos, no es que te peguen, es la forma de hablar, la manera en que te cogen, las cosas que quieren hacer. Una mujer aporta: “Los chicos jóvenes son más agresivos, más exigentes, tienen más fantasías, piden cosas más raras porque están bajo el efecto del alcohol y droga. La mayor parte de los jóvenes que frecuentan estas casas, normales no vienen. Montan jaleo, gritos, si una mujer no quiere hacer una posición que ellos quieren ya se ponen agresivos, quieren guerra, están borrachos, generan problemas”. Ese nivel de exigencia y agresividad llega a plantear peligros a las mujeres y a ellos mismos: “Noto mucha diferencia entre los jóvenes de hace 10 años y los de ahora, se cuidan muy poco, mucha irresponsabilidad, mucha práctica de riesgo si por ellos fuera”. “Yo les diría que usen protección, que esto se hace difícil y es por necesidad, no por gusto.
Pornificación de la realidad: “piden esto y aquello porque lo vieron en las películas”
Tanto los expertos como las víctimas de trata entrevistadas achacan a la pornografía la violencia de los jóvenes en el trato hacia ellas. Según el estudio ‘La percepción de la pornografía entre los jóvenes adolescentes en Galicia’ (García Marín, Gómez Vázquez, Curros Espiño y Soto Casás, USC, 2023), el 48% de los menores gallegos comienzan a ver pornografía antes de los 12 años.
La exposición a contenidos extremos y el consumo compulsivo de pornografía desde edades tempranas están directamente relacionados con la exigencia agresiva y el consumo de prostitución, pues al carecer muchos millennials de una base en educación sexual, las webs de porno se convierten en sus referentes. Se produce entonces una pornificación de la realidad, en la que acudir a la prostitución para satisfacer intereses sexuales basados en la irrealidad es un paso que se explica como “natural”.
“Yo tengo mi límite, no me gusta sobrepasar las reglas, pero los jóvenes dicen: yo pago por esto, tienes que hacer lo que quiero, entonces yo me salgo”, explica una de las entrevistadas, que considera que “influyen muchísimo las redes sociales y los vídeos [porno]. Se ponen a buscar y te piden cosas específicas, te dicen yo quiero eso y van con la chica que haga eso”. Otra aporta: “Buscan sexo muy libre, como una película porno. Les gusta el vicio sexual. Son viciosos. Piden: hazme esto, hazme aquello, yo creo que porque lo ven en las películas”.
Drogas: “Tenía que estar 24 horas drogándome con él”
Los jóvenes a menudo acuden a los clubes y pisos tras haber consumido grandes cantidades de drogas y alcohol, lo que incrementa la agresividad. Hay que considerar que el consumo de cocaína se duplicó en dos años en Galicia hasta alcanzar el máximo histórico: un 14,1 por ciento de la población entre 15 y 64 años reconoce que ha probado alguna vez la sustancia (encuesta realizada por el Plan Nacional sobre Drogas). De estos, más de un tercio la probaron antes de los 17 años.
Una de las entrevistadas aporta su percepción a medio plazo sobre la evolución de las actitudes de los hombres jóvenes: “Comparado con hace diez años, ahora viene peor, más borracho, más agresivo. Son más agresivos porque beben y se drogan”. Cocaína, crack o base, benzodiacepinas y medicamentos legales se mezclan con alcohol en un cóctel que propicia actitudes violentas y arriesgadas: “¡El que va la primera vez va loco! Y depende de cómo vaya, si les gusta la chica, algunos vienen dos veces al día, porque vienen muy nerviosos por la droga, y si la chica les da calma y cariño, a lo mejor va, busca otros 50 euros y vuelve otra vez”, explica una de las mujeres entrevistadas. Otra añade: “Se ponen agresivos porque algunos van drogados, y también usan droga
para poder ir, algunos parece que traen algo del pasado. Una vez, en Pontevedra, hacía mucho tiempo que no cogía un chaval y este quiso estar 24 horas en un hotel, pero tenía que ser 24 horas drogándome con él. Estuve 24 horas consumiendo cocaína con él”.
Ocio y normalización: “ cuando es la fiesta de Coruña los prostíbulos de la ciudad tienen más clientes”
Uno de los problemas que sugiere la relación entre los jóvenes gallegos y la prostitución es que la entienden como cualquier otro producto de consumo, dentro de una ética hedonista enfocada al disfrute y al ocio. Esto les lleva a bloquear completamente la empatía hacia las mujeres en situación de prostitución y a pasar por alto la situación de explotación que viven, y está relacionado con sus altos niveles de exigencia hacia ellas: “Si pago, tienes que hacerlo”. Cuaja la idea individualista de que el disfrute es un derecho personal, independientemente de la situación de los demás: “Cuando una les pregunta [por qué van], dicen que les gusta, que aprenden, y para vivir la experiencia de estar con una prostituta. Ligan, pero les gusta experimentar más allá”.
Cualquier celebración supone una disculpa para acudir a clubes y pisos, y por eso ahora, en verano y con fiestas en toda la geografía gallega, se produce un momento crítico: “Si se juega deporte o gana el Deportivo, vienen seguro. Y San Juan, fin de semana…” “Tuve un caso de un chico que conocí fuera del piso y una vez me dijo: ‘uy, si a mí me toca la lotería lo primero que hago es irme de putas’”. “Los jóvenes vienen más cuando hay fiestas o celebran algo, buscan los pisos en anuncios”. “Vienen en época de fiesta: cuanto más fiesta, más fiesta. Sobre todo en verano, con las fiestas de Coruña de agosto los prostíbulos de la ciudad tienen más clientes de todo tipo, también turistas, jóvenes y mayores”.
Conclusiones:
Estamos en un momento clave. Muchos jóvenes gallegos que son críticos con el machismo acuden a la prostitución debido a la presión de grupo, y con imaginarios creados por el consumo pronográfico temprano, y se engancharán al triángulo explotación sexual-consumo de droga-deshumanización de las mujeres. Para evitarlo, es necesario trabajar en diferentes ámbitos, principalmente en la educación sexual y en la concienciación sobre las realidades de la trata de mujeres. Es necesario hacerlo en su propio lenguaje, y en sus propios medios.
La trata de mujeres con fines de explotación sexual es una realidad en Galicia. Ecos do Sur trabajamos a diario con personas que sufren o han sufrido esta situación, y sus consecuencias son demoledoras. Es necesario concienciar a los más jóvenes sobre lo que esconden la mayoría de prostíbulos. Por eso, con motivo del Día Mundial contra la Trata, Ecos do Sur lanza la campaña “Si
piensas que ellas disfrutan, estás delulu!”, una acción de concienciación dirigida a quienes pueden cambiar las cosas.
Se trata de un anuncio impactante, con imágenes al estilo de las series y películas que las nuevas generaciones suelen ver, y empleando su mismo lenguaje. Está dirigido por el cineasta Javi Camino y cuenta con las interpretaciones, entre otros, de los actores Abelo Valis, Juanma Buiturón y Saamira Ganay. El spot está dirigido a jóvenes que acuden por primera vez a la prosttución, muchas veces llevados por un amigo o referentes de mayor edad, y con él se pretende propiciar una reflexión sobre lo que realmente está detrás: a diferencia de una película, esto es muy real.